El Perú en uno de los países más ricos del mundo en cuanto a la diversidad de aves. Somos un país mega diverso, con más de 1850 especies de aves. Esto se debe a nuestra compleja geografía comprendida por el mar peruano, la franja costera, los andes peruanos y la selva amazónica. Esta última se asocia comúnmente con guacamayos, loros coloridos, gallitos de las rocas y aves multicolores.
Sin embargo, en la costa peruana habita un grupo de aves que quizá no es exactamente el más “llamativo” de todos, al contrario, son aves pardas y pequeñas de color arena. Estas fácilmente pasan desapercibidas al mismo tiempo que coexisten con nosotros. Estas son las aves playeras, un grupo de aves que incluyen a los chorlitos, agujetas y vuelvepiedras entre otras, que corretean en la orilla como persiguiendo las olas.
Son sorprendentes porque migran todos los años desde el norte más extremo del continente hasta el Sur Patagónico. La mayoría son tan pequeñas que apenas pesan doscientos gramos, pero son muy fuertes, ya que pueden volar 12 mil kilómetros en promedio, desde sus territorios reproductivos en el norte de Norteamérica (Canadá, Estados Unidos y Alaska), hasta las costas de Sudamérica.
La Aves playeras vienen hacia las costas del Pacífico peruano escapando del frío y la escasez de recursos, porque durante nuestro verano, en el hemisferio norte es invierno, donde las bajas temperaturas hacen que los humedales, que incluyen a los lagos y las orillas de las playas, estén casi congeladas o cubiertos de nieve. Durante sus largos vuelos usan los humedales y las playas de la costa peruana como zonas de alimentación y descanso (como si fuesen “grifos” en el camino). Hasta llegar a lugares más tranquilos, donde viven durante todo el verano.
Como nosotros que nos lanzamos a las playas durante el verano a pasarla bien y divertirnos, las aves playeras también. Con la diferencia que ellas viven ahí y dependen de nuestras playas para descansar y reponer energía pues, pasado el verano, emprenderán la migración de regreso al norte. Compartimos el espacio “las playas” con las aves playeras; pero es desfavorable para ellas cuando ocupamos desordenadamente las orillas, recorremos las playas con nuestras mascotas sueltas, usamos vehículos todo terreno a alta velocidad, asimismo, urbanizamos la costa, y cada vez más, reducimos el espacio que las aves playeras pueden usar para habitar.
Debemos aprender a co-existir con ellas. ¿Cómo podemos lograr esto? Pues, aunque es difícil, una serie de acciones simples pueden ayudar a esto: Evitar dejar basura en las playas, no espantar a los grupos de playeras con perros, carros, o a pie. Delimitar una sección de playa libre del tránsito de las personas ayuda a mantener un área de descanso y reproducción para las aves. Estas medidas ya se aplican en las costas de otros países a lo largo de la Costa Pacífica. ¿Podemos nosotros implementar dichas medidas y respetar a estos seres vivientes, con el mismo derecho de usar la playa? Nosotros creemos que sí.
Texto: Fernando Angulo – Investigador Principal de CORBIDI
Fotos: Steve Sánchez